Durante los últimos 2-3 años el estilo de comunicación ha evolucionado mucho, ya no es habitual recibir llamadas telefónicas ni sms, sino que gracias a las nuevas tecnologías ahora tenemos otros medios de comunicación distintos que aportan beneficios y también son generadores de problemas por el uso inadecuado.
Es habitual que uno de los máximos deseos de los preadolescentes sea la adquisición de un Smartphone, a ser posible de última generación ya que aunque no es necesario les da estatus dentro del grupo social, y además facilita las comunicaciones con su grupo de amigos.
Lo único que la proliferación del uso trae algunas consecuencias indeseables para los niños y los no tan niños, os enumero alguna de los problemas que puede producir en los niños y acerca de los cuales deberíamos estar prevenidos para consultar a un especialista o poner algún tipo de remedio:
– Interferencias en los ciclos de sueño: puede deberse a 2 motivos que se dan con más frecuencia en los adolescentes, bien porque se quedan hablando con su grupo de iguales hasta altas horas de la noche, o bien porque duermen con el móvil en la habitación sin apagar, aunque generalmente por el bien de todo el hogar suelen silenciarlo. Estos hechos hacen que los adolescentes se mantengan alertas ante nuevas notificaciones
– Problemas de estudio: los niños que no dejan el móvil fuera del espacio de estudio están más pendientes de los mensajes que llegan, estos mensajes habitualmente son bastante continuos ya que los menores suelen estar en grupos de amigos, de clase… Y la comunicación a través de este medio es continua, por lo que las interrupciones durante el estudio impiden que la concentración de los niños lleguen a niveles aceptables
– Mandar más de 40 mensajes entre las 22 y las 2 am, si vuestros hijos mandan más de 40 mensajes entre este horario es probable que tengan una adicción al móvil, es un horario en el que se altera el transcurso normal de la vida y también muchas dinámicas familiares
– Responden de manera inmediata al móvil cualquiera que sea el escenario en el que se encuentren, es decir en aquellas situaciones sociales en las que deberían inhibir el uso del móvil los niños tienden a mirarlo y a contestar, estas situaciones pueden ser en la mesa, en reuniones familiares, cine, con amigos, en una biblioteca, en los descansos de la actividad deportiva que practiquen, en la iglesia, etc…
– Son incapaces de dejar de consultar el móvil, buscan cualquier información, se meten en Facebook, twittean, aunque no suene, ni vibre, ni se ilumine periódicamente lo consultan y comprueban que funciona correctamente actualizando las aplicaciones para comprobar en tiempo real los usos de otros
– Controlan movimientos de terceros a través del móvil, saben a qué hora se conectan y se desconectan, si están activos o inactivos, si están en línea y otras actividades que les puede volver suspicaces y controladores
– La conexión a través del ciberespacio hace que se aíslen del mundo real y muestren desinterés por la vida real
Aparecen problemas de relación, normalmente al no ver la cara del otro se entra en mayores profundidades en la comunicación, aspecto que no se haría en la vida real, lo que denota problemas en las habilidades sociales o incapacidad para establecer relaciones más normalizadas
– Son incapaces de salir de casa sin teléfono y comprueban que lo llevan manteniéndose alerta en todo momento acerca de dónde está su smartphone.
Todos estos detalles deben de ponernos en la pista de un posible problema, aunque no son los únicos, hay que tener mucho cuidado con el tema de privacidad y del acoso cibernético, pero ese es otro tema que abordaremos en otra ocasión.
Algunas cosas que conviene hacer con los niños y adolescentes para que aprendan el uso correcto del móvil son:
Establecer límites horarios del móvil para su uso, por ejemplo al colegio no se lleva ya que no se puede usar a no ser que sea imprescindible, al llegar a casa se deja su consulta y por la noche otro rato
– Establecer lugares de uso, por ejemplo que en actividades conjuntas no se usa, como en el desayuno, comida y cena, al igual que en eventos familiares o sociales
– Durante el tiempo dedicado al estudio es imprescindible que el móvil esté fuera de la habitación, silenciado y fuera, para que no se añadan distractores al estudio.
– Proporcionarle actividades reales que fomenten las relaciones sociales, un grupo scout, un voluntariado, un equipo deportivo, viajes escolares, excursiones…
– Respetar las horas de sueño dejando fuera apagado el teléfono, una buena idea es que toda la familia deje por la noche sus móviles cargando en el salón por ejemplo y nadie los use hasta el día siguiente
– Limitar el uso también en fines de semana
– Si nos parece que nuestro hijo tiene un problema serio con el uso del whatsapp y otras aplicaciones de comunicación instantánea, es bueno que limitemos el uso del teléfono durante 2 meses aproximadamente y empecemos con las normas de uso del teléfono desde cero
Estos no son los únicos problemas que podemos encontrarnos con el uso del teléfono pero si es cierto que son de los más significativos o los que tienen mayor frecuencia de aparición y que son temas transversales que tratamos en las consultas cuando hablamos de relaciones sociales con los niños, de horarios de estudio, de clima familiar…
Si aun así no conseguimos que los niños hagan un uso racional del móvil es posible que haya que plantearse una intervención más especializada ya que nos encontramos ante una adicción concreta y ha de tratarse como tal, así que podéis consultar a un profesional que os orientará sobre cómo abordar estos temas y tomar las medidas adecuadas.
Licenciada en Psicología.
Experto en Terapia de la Conducta Infanto-juvenil y Familiar. Especialista en Atención Temprana. Experto en Clínica e Intervención en Trauma y E.M.D.R. niveles I,II y III. Diplomada en Educación Social. Psicóloga especializada en Duelo infantil y juvenil de la Fundación Mario Losantos del Campo.