Como nadie es perfecto, es importante saber cómo hacer una buena crítica. Los errores forman parte de nuestra vida, así que debemos aprender a hacer una petición de cambio de un modo funcional, es decir, con el menor coste emocional posible; cumpliendo nuestro objetivo y sin que la relación afectiva se vea dañada.
Es importante que recordemos que criticar es tanto un derecho cuanto una obligación siempre y cuando la crítica se ponga al servicio del cambio.
Una buena crítica debe estar basada en hechos concretos, objetivos y contrastados y nunca debe estar sujeta a la emoción o impresión de quien la lleva a cabo. Debemos evitar hacer criticas globales, culpabilizadoras y generalizadas. A través de los mensajes yo dejaremos claro que hablamos desde nuestro punto de vista, opiniones y deseos.
NORMAS DE USO
- DE UNA EN UNA: Debemos emitir la petición de cambio de una en una, es decir, No lista de supermercado.
- MOMENTO BUENO: la ocasión para solicitar una modificación de conducta debe ser la adecuada, teniendo en cuenta el momento emocional en que se encuentre tanto la otra persona como nosotros.
- CONTEXTO ADECUADO: El lugar debe ser tranquilo, fuera de ruidos y sin posibilidad de interrupción.
- AFECTACIÓN DIRECTA: algo muy importante es que solo podemos hacer una critica a algo que nos esté afectando a nosotros de forma directa (no podemos, por ejemplo, criticar que la otra persona lleve un jersey verde porque a nosotros no nos guste).
Y ahora, sabiendo ya en qué momento debemos hacer una crítica:
¿QUÉ PASOS LA CONFORMAN?
- DESCRIBIR Y NO JUZGAR: Importante describir la conducta que queremos que se modifique lo más específico posible y en terminos de HACER y no SER. Por ejemplo, si queremos hacer una crítica sobre la impuntualidad, debemos decir: “llegas tarde”, no “eres un impuntual”.
- Expresar CÓMO ME AFECTA: es importante que expresemos al otro cómo y de qué manera nos afecta, así como qué genera esa conducta sobre nosotros.
- EMPATIZAR: debemos ser capaces de ponernos en el lugar del otro, y reflexionar y verbalizar qué circunstancias pueden estar llevando a esa persona a emitir esa conducta.
- ATRIBUIRNOS PARTE DE RESPONSABILIDAD: Identificar y ser consciente de nuestra parte de responsabilidad en esa situación nos acercará a encontrar una buena solución; también a ver si podemos modificar algo de nuestra conducta.
- Solicitar y ofrecer ALTERNATIVAS, y buscar SOLUCIÓN. Intentar pactar entre los dos una solución a esa situación.
Es importante tener presente que si se produce el CAMBIO, debemos REFORZAR esa modificación y mostrársela a la otra persona. De esa manera le haremos ver que hemos identificado su nuevo comportamiento y que valoramos su esfuerzo.
Si NO SE PRODUCE EL CAMBIO, habrá que repetir el proceso, identificando posibles dificultades a la hora a de llevar a cabo la solución pactada previamente y si fuera preciso plantear NUEVAS ALTERNATIVAS.
Al igual que es importante aprender a emitir una crítica, es importante que sepamos cómo recibirla. Cuando recibimos una queja, puede ocurrir que estemos de acuerdo con el fondo del asunto, o puede que no lo estemos, o que queramos más información sobre lo que nos están diciendo.
En base a esto y otras variables, tendremos delante situaciones distintas en las que usaremos diferente recursos.
COMO RECIBIR UNA CRÍTICA
REGLA DE ORO:
- NO NEGAR
- NO JUSTIFICAR
- NO CONTRAATACAR
Y olvidarnos, para siempre, del “tú más”
PASOS PARA RECIBIR UNA CRÍTICA
- La crítica, la persona, o el momento no me interesa:
- BANCO DE NIEBLA: es un “recibido, ya veré qué es lo que hago al respecto”. Se trata de dar la razón al contrario parcialmente, pero poniendo el peso de la decisión en nosotros: “quizás tengas razón, ya veré qué hago”
- ACUERDO PARCIAL: escuchamos y empatizamos con la persona que está emitiendo el mensaje, recogiendo su opinión y sus emociones e intentando llegar a un punto medio.
- La crítica, o la persona me interesa:
- Preguntar
- Si la crítica es adecuada y quiero cambiar, debemos solicitar soluciones y ayuda
- Si la crítica es adecuada pero no queremos cambiar, con el objetivo de que la relación no se vea afectada (y dañada) debemos negociar, acordando nuevas soluciones para la situación y para reducir el malestar de la otra persona.
Licenciada en Psicología por la Universidad Pontificia de Comillas de Madrid.
Licenciada en Psicología clínica por Grupo Luria. Especialista en terapia de conducta para adultos y experta en población infanto juvenil. Formación en Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). Ha trabajado en centro privado como psicóloga clínica de adolescentes y adultos.