Seguro que si tienes un hijo adolescente has oído hablar del Vamping, incluso puede que te afecte a ti o que caigas en él sin saber lo que te está pasando.
El Vamping viene del inglés Vampire (vampiro) y Texting (envío de mensajes). Hace referencia al abuso del móvil en horario nocturno, normalmente antes de dormir. Los estudios sobre el uso de tecnologías indican que más del 68% de adolescentes entre 15 y 17 años usan su móvil justo antes de ir a dormir.
Muchos adolescentes tienen este hábito nocturno por muchos motivos, el principal suele ser que son momentos de intimidad en su habitación. Esos momentos en los que dan un último repaso a las Stories de Instagram, a los Influencers que siguen, whatsappean, repasan tiktoks y en muchas ocasiones también material para el día siguiente que guardan en sus dispositivos de cara a exámenes o actividades académicas. En realidad son muchas las posibilidades que nos brindan los nuevos dispositivos y el acceso a la información.
Los principales motivos por los que los adolescentes hacen Vamping es:
- Falta de tiempo durante el día. bien por el control parental o incluso por las actividades extraescolares y deportivas de las que participan
- Muchas veces las horas reservadas para el descanso son aquellas en las que el adolescente goza de la intimidad de su habitación, incluso con la luz apagada
- Conducta gregaria. se hace imprescindible para el adolescente ser incluido en el grupo de iguales, así que participan de actividades grupales para sentirse esa parte de un todo.
Si hacemos referencia a la inhibición, un laboratorio francés ha comprobado que más del 22% de los adolescentes son incapaces de no consultar el móvil antes de dormir, lo que nos indica que hay una adicción junto con otro indicador mucho más preocupante: el 55% de los adolescentes encuestados pasan mucho más tiempo del que les gustaría consultando cosas desde el móvil, es decir son incapaces de regular el tiempo que pasan en las redes sociales o en el móvil. De ahí se deriva una de las peores consecuencias del Vamping: la drástica reducción de horas de sueño de calidad. Algo que afecta también a los adultos, si se engancha un contenido con otro.
La falta de sueño es una consecuencia directa de algo que ya hemos oído muchas veces: la luz que emiten los dispositivos (no así la TV o un libro electrónico) es de una intensidad lumínica elevada lo que hace que nuestro cerebro piense que es de día y elimine la producción de melatonina, una neurohormona imprescindible para dormir.
También nuestro cerebro recibe una gran estimulación con los contenidos y la información, lo que provoca que se ponga en “modo multitarea” y en vez de prepararse para el sueño ejerce una función opuesta, preparándose nuestro organismo para responder a las exigencias de las tareas propuestas. Al final el móvil antes de dormir es como un bombardeo de exigencias que hace que nuestro cerebro se ponga en alerta y se active para dar respuesta a algo inexistente, lo opuesto a lo que se necesita para un buen descanso que es la desactivación.
Sabemos que lo ideal es dormir unas 9 horas en la etapa escolar —con 8h actualmente nos daríamos con un canto en los dientes— pero en realidad los adolescentes viven con privación de sueño o con falta de sueño, lo que suele provocar:
- Consumo de sustancias excitantes. Empiezan a beber bebidas energéticas cargadas de cafeína; es común verles con el típico Monster o Red Bull, Eneryeti y similares, de fácil compra y con un contenido de cafeína muy elevado
- Tienen dificultades cognitivas y de aprendizaje, lo que redunda en disminución del rendimiento académico
- Peor desarrollo cerebral frente a aquellos que cumplen con el descanso recomendado
- Trastornos del estado de ánimo, se muestran más irritables
- Se reduce la empatía
- Aumenta el cansancio y el mal humor
- Microdespertares o una bajada en la calidad del descanso, que tiene muchas consecuencias sobra la salud
- A largo plazo, la falta de sueño está directamente relacionada con Ictus, infartos y depresión
- Alteraciones del metabolismo
Está claro que las pantallas no son lo mejor para antes de dormir, pero intentar regularlas puede abrir una guerra en casa; aun así, tenemos que arriesgarnos y podemos probar algunas cosas:
- Controlar el uso de dispositivos. Pactar una hora de apagado, usar programas que los apaguen, quitar el wifi del domicilio a partir de la hora de dormir (lo recomendable son 2h antes de conciliar el sueño)
- No dormir con aparatos electrónicos. Se dejarán fuera de las zonas de descanso. Se pueden poner bases de carga en zonas comunes, como la cocina y el salón, y todo el mundo dejará los dispositivos ahí a partir de una determinada hora cogiéndose a partir de otra, para que no vayan corriendo a por los dispositivos a primera hora del día
- Establecer rutinas claras compartidas de cara a irse a dormir. Cenar, ver una serie juntos, lavarse los dientes y leer algo de manera relajada
- Predicar con el ejemplo. Que vean que los adultos somos un modelo de control y que nuestros dispositivos quedan también en los lugares comunes
- Explicar las consecuencias del Vamping. Razonar con ellos para que tengan un mayor control sobre la exposición a las pantallas en horario nocturno, es preferible no llegar a prohibir
- Introducir educación sobre este tema en la escuela con la implicación de toda la comunidad
- Crear rutinas sobre dispositivos desde la infancia. Así será más fácil el control en la época adolescente
Como ya intuiréis, es una batalla complicada. Si tenéis hijos en edad de no tener móvil, inculcad buenos hábitos y predicad con el ejemplo, y si ya se ha instaurado el uso de la tecnología aplicad algunas estrategias para dirigirles a un buen descanso y, sobre todo, prediquemos con el ejemplo.
Licenciada en Psicología.
Experto en Terapia de la Conducta Infanto-juvenil y Familiar. Especialista en Atención Temprana. Experto en Clínica e Intervención en Trauma y E.M.D.R. niveles I,II y III. Diplomada en Educación Social. Psicóloga especializada en Duelo infantil y juvenil de la Fundación Mario Losantos del Campo.