6 situaciones que puede traer la Navidad y cómo gestionarlas
La Navidad es un momento que nos permite disfrutar junto a nuestros seres queridos, pero también es una época que puede traer situaciones difíciles de gestionar.
La Navidad siempre fue considerada un momento especial, y debido al progreso de las redes sociales, los medios de comunicación y el consumismo, la sociedad está expuesta a unas expectativas, en ocasiones, poco realistas. Es importante ser conscientes de lo que esperamos, asumiendo que no existe la Navidad perfecta.
Durante las fiestas los niños/as pueden estar expuestos a experiencias nuevas, no contando con las herramientas necesarias para enfrentarse a ellas. A pesar de ser unos días especiales, el momento vital en el que nos encontramos no desaparece por el mero hecho de ser Navidad, incluso algunas situaciones se podrían ver acentuadas en esta época. Es crucial rebajar las expectativas y adaptarnos a los ritmos de los niños/as para poder disfrutar todos juntos.
En este post repasamos algunas situaciones que pueden presentarse esta Navidad para poder entender a los niños/as, adaptarnos a las necesidades del momento y divertirnos todos juntos.
Puede que no todo este bajo nuestro control, pero depende de nosotros como lo afrontamos.
Ausencia de un ser querido
Tanto para los niños/as como para el resto de los familiares, la primera Navidad sin un ser querido puede ser compleja. Las fiestas pueden hacernos notar con mayor intensidad su ausencia y aumentar las emociones asociadas, como la tristeza o el enfado. Por esta razón es importante escuchar y validar las emociones que puede sentir el niño/a, evitando la exigencia emocional (ejemplo: “tenemos que estar contentos porque es Navidad”). Debemos ayudar al niño/a a expresar sus emociones y pensamientos, encontrando las palabras adecuadas, a la vez que validamos lo que siente: “es normal echar de menos al abuelo, es la primera Navidad sin él y se nota su ausencia”.
Por otro lado, las tradiciones en Navidad deben ser flexibles, cediendo ante ciertos cambios que pueden ayudar a la aceptación de la ausencia del fallecido. Realizar alguna modificación en las costumbres navideñas de la familia, por ejemplo, crear una nueva tradición juntos o modificar la asignación de sitios en la mesa, puede ayudar al niño/a a enfocarse en las personas y el momento presente.
Finalmente, involucrar al niño/a en los preparativos o decisiones suele tener un impacto muy positivo. Así como anticipar los planes navideños, ayudándole a prepararse para cada situación y lo que esta conlleva.
La primera Navidad separados
La primera Navidad separados es todo un reto, ya que nos enfrentamos a una Navidad distinta. Los padres y madres, preocupados por que sus hijos/as disfruten al máximo de las fiestas, se presionan con unos ideales en ocasiones inalcanzables. Sé consciente de tus expectativas y adáptalas a la realidad.
El primer paso será aceptar que esta Navidad será diferente. La separación o el divorcio es un cambio, pero debes tener en cuenta que lo más importante es como se afronte y gestione la situación. La ruptura de pareja no es lo mismo a la ruptura del vínculo familiar.
Durante esta Navidad será importante dejar a un lado las emociones y conflictos relacionados con el ámbito de la pareja, para enfocarnos en el ámbito familiar.
Dado que habrá cambios en las dinámicas, se debe intentar organizar, planificar y anticipar los planes navideños a los niños/as. Si es posible será beneficioso incluir a todo el núcleo familiar en el momento de organizar y planificar como será la Navidad.
¡Aprovecha! Organiza planes fuera del ámbito familiar para desconectar y disfrutar de otras situaciones que aporta la Navidad, como momentos con los amigos/as.
Habla con tu familia si hay algunos temas que prefieres no se mencionen durante las comidas o cenas, seguro lo entienden y será un gran apoyo y tranquilidad para ti.
Finalmente, ofrece espacio a tus hijos/as para expresar sus emociones y valídalas.
Los saludos a familiares
Debemos entender que las herramientas y habilidades sociales que posea el niño/a dependen, parcialmente, de la etapa en la que se encuentre.
En Navidad es frecuente reunirse con personas a las que no habíamos visto desde hace tiempo, ese tiempo es mayor para los niños/as y pueden no sentir la confianza o el cariño necesario para dar un beso o un abrazo. Es entendible que queramos que el niño/a muestre su lado más simpático hacia nuestros seres queridos, pero debemos respetar si la decisión que toma es no dar esas muestras de cariño.
Me parece importante resaltar la diferencia entre la educación y el cariño, saludar no necesariamente significa dar un beso o un abrazo. Partiendo de esta base, la primera sugerencia para gestionar este tipo de situaciones sería no etiquetar al niño/a. Las típicas frases de “da un beso, no seas grosera” o “es que es tímido” categorizan al niño/a, pudiendo ser internalizada por el mismo. Es importante, en esta situación y en muchas otras, diferenciar entre el niño/a y la conducta.
Validar las emociones del niño/a es una herramienta poderosa de acercamiento. Contribuye a que se sienta comprendido, rebajando así su malestar y facilitando encontrar alternativas: “he visto que te cuesta saludar a algunos invitados, entiendo que esta situación puede despertar algunos nervios, si necesitas ayuda puedes pedírmela”. Aunque en ese momento no acepte nuestra ayuda, este es un ejemplo de una conducta alternativa: el niño/a va a poder considerar otras maneras de actuar en ese momento.
Por otro lado, hablar con el niño/a anticipando la llegada de los invitados y ofreciendo alternativas al beso o abrazo, puede ser muy eficaz. Por ejemplo, no es necesario saludar con un beso o un abrazo, se puede dar la mano, usar una sonrisa o simplemente las palabras. Estas escenas se podrían practicar antes de la noche en cuestión.
Finalmente, cabe resaltar que, aunque el niño/a elija la manera de saludar que sea más acorde a sus emociones en el momento, sigue necesitando ser expuesto a diferentes situaciones sociales y responder cuando se dirigen a él/ella, adquiriendo así las habilidades necesarias.
No le gusta la comida
Durante la Navidad aparece una variedad de comidas a las que no estamos acostumbrados, los horarios de las comidas y cenas se ven afectados perturbando la rutina del niño/a. La mayoría de los adultos pueden disfrutar de estos cambios, pero para algunos pequeños no es así.
Lo primero a tener en cuenta es el momento en el que el conflicto comienza. Es importante saber elegir las batallas. Si nos encontramos en medio de la cena de Navidad en casa de algún familiar, podemos decidir poner en el plato solo lo que el niño/a vaya a comer y no forzar la situación, quizás no sea el momento. En un lugar más íntimo y de más calma podéis introducir nuevos alimentos en la dieta del niño/a y por ahora simplemente disfrutar de la cena.
Por otro lado, si la comida o cena es en tu casa o existe la oportunidad, siempre es una buena idea dejar al niño probar los alimentos antes, darle la oportunidad de conocer los ingredientes y si es posible involucrarles en el cocinado.
Al enfrentarse durante las fiestas a varios alimentos desconocidos que los niños suelen rechazar, probar las cosas antes, sin público, puede ayudar a rebajar las tensiones. Mezclar nuevos ingredientes con otros conocidos también les facilitará probar y sentirse más cómodos ante lo desconocido.
Los Reyes Magos y Papa Noel
Las preguntas sobre la veracidad de Los Reyes Magos y Papa Noel es otro momento que muchos padres temen. Hay que aclarar que ninguna respuesta será perfecta, pero si nos preparamos mentalmente con anticipación podremos gestionarlo adecuadamente.
Hay algunos niños/as que, ya con la información, preguntan a los padres sobre la existencia de los Reyes Magos y Papa Noel, simplemente con la intención de confirmar su nuevo conocimiento. Otros preguntan incrédulos al haber oído algo, normalmente de otros compañeros.
Para ambos grupos es una buena idea comenzar por devolverles la pregunta: “¿Qué piensas tú?” Esta pregunta dará una pista sobre cuanta información tiene acerca de los Reyes Magos o Papa Noel.
Una vez se tenga más o menos claro el conocimiento que tienen los niños/as, se puede decidir la respuesta a su pregunta inicial. Esto es una cuestión personal de cada padre/madre, aunque la honestidad con sus hijos es importante, siempre con cariño y cuidado. Es significativo señalarles que no deben contar el secreto a otros niños, podemos motivarles haciéndoles sentir parte de un grupo que guarda el secreto y cuida del espíritu de la Navidad.
No olvidéis que los niños/as dejan de creer en Papa Noel y Reyes Magos, pero esto no significa que dejen de vivir la Navidad con ilusión, y mantenerla también es parte de la responsabilidad de los padres. Esa ilusión puede ser mantenida por medio de sorpresas en los regalos y en ocasión su involucración en la organización de presentes para otros familiares.
No le gustan los regalos
Como padres/madres es normal que se desee cumplir los sueños de los hijos/as, y más en esta época tan especial del año, pero debemos saber que la cantidad de regalos no tiene nada que ver con la felicidad de los niños/as. Es más, un exceso de regalos conlleva menos ilusión e interés por cada uno de ellos (ya que existe un exceso de estímulos) y puede resultar en una baja tolerancia a la frustración. Los padres deben ayudar a manejar las expectativas que construyen los niños.
Es una buena idea comenzar por escribir la carta a los Reyes Magos juntos. Al ser una actividad conjunta, aparte de disfrutar con ellos, puedes ayudarles a ser realistas con los regalos que escogen y enseñarles el valor de cada cosa.
La tolerancia a la frustración se puede continuar entrenando en este momento, ya que les ayudaremos a hacer una selección de lo que realmente les hace ilusión, aprendiendo a separarlo de la necesidad. Antes de comenzar la carta sería bueno establecer unos límites sobre el número o el tipo de regalos.
Por otro lado, el momento de recibir los regalos puede convertirse en una situación tensa para muchos padres. Se debe enseñar a los niños/as a recibir los regalos y responder de forma empática y considerada. Los padres son modelos de los hijos/as y pueden mostrarle la manera más adecuada de hacerlo, enseñando también a sus hijos/as lo que hay detrás de recibir un regalo: la persona piensa en ti. Se podría interpretar algunas situaciones de entrega de regalos en casa con el niño/a, para de esta manera anticipar y preparar a nuestro hijo/a para las diferentes situaciones.
Si el niño/a tiene una pataleta porque no ha recibido el regalo que quería, no pasa nada, puedes dejar que llore, ya se le pasará. No sería beneficioso acceder al cambio del regalo, ya que puede dar el mensaje inadecuado de que a través de la pataleta conseguirá lo que desee. El niño/a debe aprender que conseguir las cosas conlleva un esfuerzo. Si nos encontramos en la situación de intercambio de regalos y tiene una pataleta, debemos intentar mantener la calma, respirar, validar la emoción y ayudarle a encontrar alternativas a su comportamiento.
Finalmente, no te lo tomes demasiado personal, ni sientas culpa, seguramente lo hayas hecho con todo el amor y cariño, y honestamente, no debe tener mayor importancia que al niño/a no le guste un regalo. Las decepciones forman parte de la vida.
Para concluir, el cambio en la rutina y la emoción que acompaña a la Navidad puede interferir en la capacidad de los pequeños para gestionar de manera adecuada sus emociones. Por otro lado, las altas expectativas que se depositan sobre la Navidad complican la frustración y decepción que pueden sentir los padres ante determinadas situaciones. Poder anticipar y planificar los planes navideños pueden ayudar tanto a los padres como a los hijos/as a prepararse y afrontar de la manera más adecuada cada situación.
Esta Navidad intenta ser flexible y relativizar. Da un espacio a los niños/as para hablar de lo que les preocupa y como se sienten, validando sus emociones y ayudándoles a encontrar alternativas a sus comportamientos.
Ajusta las expectativas: la Navidad es un momento maravilloso, pero no implica la constante alegría o la ausencia de conflictos. A pesar de ello, podemos disfrutar mucho.
¡Muy Felices Fiestas!
Psicóloga con el grado de Psicología en IE University.
Máster en Psicología General Sanitaria y el Máster en Terapia Cognitivo-Conductual infantojuvenil en la Universidad Pontificia de Comillas. Ejerce como psicóloga tanto en inglés como en español.