El escrito que se atribuye a Frida Kahlo que acaba con un “porque si tengo que pedirlo, ya no lo quiero” ha contribuido a romantizar un mito por el que se rige mucha población a la hora de expresar necesidades. La idea de que nuestra media naranja, esas dos personas que se complementan al punto de adivinar lo que el otro quiere o necesita vino para quedarse y normalizarse. Socialmente está aceptado que, si te ves obligado a pedir algo que quieres o necesitas a tu pareja, va a tener menos valor que si le surge de manera espontánea.
Por desgracia, esta idea de que nuestra pareja tenga que adivinar cómo nos sentimos, pensamos o lo que necesitamos genera problemas de comunicación y de ajuste de expectativas. El verdadero problema de esta exigencia radica en la dificultad de entendernos a nosotros mismos, aludiendo a la falta de herramientas que nos permitan ser asertivos. Entre los motivos que podemos apreciar en consulta de dicha dificultad se encuentran algunos como:
- No saber lo que quiero
- Vergüenza
- Por no molestar
- Se nos ha inculcado que pedir no está bien
- Inseguridades
- Rigidez mental
- Pensamiento mediatizado por distorsiones cognitivas
¿Quién no se ha sentido alguna vez incómodo al pedir algo? ¿Te identificas con la imagen de poner en duda si está bien expresar lo que te ha molestado o decir que te apetece algo en concreto? En muchas ocasiones, bajo esta premisa de jugar a las adivinanzas, nos movemos a través de la pasivo-agresividad. No lo digo, pero luego reprocho.
Si nos paramos a pensar, detrás de cada reproche hay una necesidad:
- “Nunca me escuchas” = necesito que tengas en cuenta mi opinión
- “Eres demasiado frí@” = necesito tu cariño
- “Nunca hacemos nada juntos” = necesito que pases más tiempo conmigo
- “Eres demasiado controlad@r” = necesito que confíes en mí y me des espacio
Y así muchos ejemplos que a todos se nos vendrán a la cabeza. Lo que se hace en esos momentos es poner el peso de la responsabilidad en el otro. Por ello, es importante mirar hacia dentro y entender qué necesito y cómo puedo expresarlo de manera asertiva.
Cuando una persona es capaz de pedir abiertamente lo que necesita es porque tiene claro sus límites y porque entiende que la comunicación asertiva es la base para tener relaciones sanas y maduras. Entender esto nos permite generar expectativas ajustadas y realistas. Por ello te animo a que mires hacia dentro, te comprendas y lo traduzcas a un lenguaje que tu entorno también pueda comprender. Si conseguimos hacer este proceso nuestras necesidades se verán cubiertas más a menudo, nuestra tranquilidad y confianza harán acto de presencia y las relaciones que establezcamos serán desde nuestra libre elección y no para llenar el vacío que dejan mis necesidades no cubiertas.
Graduada en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid. Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Pontifica de Comillas, especialista en Psicología de emergencias, catástrofes y pérdidas personales y especialista universitario en intervención en trauma.