No es la primera vez que en consulta me llegan padres preocupados por el tiempo de pantalla de sus hijos, por si es adecuado que jueguen a videojuegos, por si les puede volver más violentos, provocarles adicción, etc. Y mi respuesta como psicóloga es “depende”. Primero, vamos a desmontar algunos mitos. Respecto a la violencia, en estudios recientes no se ha encontrado relación directa entre jugar a videojuegos y el aumento de conductas agresivas. Y, por otro lado, en cuanto a la adicción, cualquier actividad que se realice sin control puede llevar a excesos, como las compras, las apuestas… Pero, en sí mismas, estas actividades no son adictivas. Como en todo, lo importante es mantener un equilibrio y una adecuada supervisión.
A continuación, vamos a ir analizando juntos posibles beneficios que pueden traer los videojuegos a los niños y adolescentes, tanto a nivel cognitivo como emocional y, también, cómo podéis los padres manejar esto en casa para evitar problemas futuros.
Beneficios Cognitivos
Al jugar a videojuegos, nuestro cerebro tiene que poner en marcha diferentes procesos mentales y, en muchos casos, al enfrentar desafíos, éstos trabajan y mejoran significativamente de manera no deliberada, simplemente con jugar. Por un lado, las capacidades de Atención, Memoria y Funciones Ejecutivas (planificar a largo plazo, resolver problemas, monitorizar el trabajo, tomar decisiones) se ha comprobado que pueden mejorar con juegos de estrategia como Age of Empires o Civilization. En este tipo de videojuegos, el jugador tiene que ir adaptándose a cambios constantes de las situaciones y, en base a eso, elegir estrategias eficaces para ganar.
Por otro lado, si queremos mejorar la Velocidad en la que se procesa la información y la Coordinación Visomotora, es decir, la coordinación entre lo que ven los ojos y lo que hacen las manos, se pueden elegir juegos como Call of Duty o Fortnite. Estos juegos son beneficiosos para mejorar esas capacidades ya que fomentan las reacciones rápidas, que muchas veces son útiles en contextos reales del menor, como el área académica o deportiva.
Por último, y muchas veces no tan destacada, está la Creatividad. Hay muchos juegos que permiten explorar, diseñar mundos y resolver conflictos de formas innovadoras. Algunos de estos juegos pueden ser Minecraft, LittleBigPlanet o Los Sims ya que se basan en la imaginación del jugador y fomentan este tipo de pensamiento divergente.
Beneficios Emocionales
Uno de los motivos de consulta más frecuentes con niños y adolescentes es que no son capaces de regular emociones desagradables. Una de las más frecuentes es la ansiedad/estrés y ésta se puede trabajar desde los videojuegos porque los menores se pueden enfrentar a situaciones angustiosas en un entorno controlado donde no hay consecuencias reales. En este sentido, la tolerancia a la frustración también es una cuestión que puede mejorar al jugar debido a que, en muchas ocasiones, les va a ser complicado pasar un nivel y van a fallar muchas veces hasta conseguir lo que quieren. Todo esto, además de fomentar una mentalidad más perseverante, ayuda a que sepan valorar los éxitos que consiguen, ya que los han logrado con esfuerzo.
Otro punto fuerte de los videojuegos, en este caso los cooperativos, es que fomentan habilidades sociales, de trabajo en equipo y también ayudan a desarrollar estrategias de afrontamiento adaptativas. Algunas recomendaciones para trabajar estas habilidades son Overcooked o Minecraft. El primero es el que más me gusta, que si bien es cierto que puede ser muy estresante porque hay que resolver conflictos de manera rápida y en equipo, se ponen en marcha otras habilidades de negociación, empatía… Y, a pesar de ese estrés, es un juego bastante divertido y recomendable.
Claves para Gestionar el Uso de Videojuegos
Como he comentado antes, es importante supervisar lo que hace vuestro hijo para que pueda obtener todos los beneficios mencionados y prevenir desenlaces indeseados. Os propongo 4 tips para que podáis gestionar el uso de videojuegos en casa:
1. Elegir juegos adecuados para la edad y el desarrollo emocional: es importante revisar las clasificaciones y el contenido de los videojuegos ya que así podéis asegurar que vuestros hijos no estén expuestos a temas inapropiados.
2. Establecer límites de tiempo y fomentar la moderación: es esencial fijar un tiempo razonable para jugar, teniendo en cuenta que tiene que equilibrarse con otras actividades como el estudio, el ejercicio y el descanso.
3. Fomentar la reflexión después de jugar: hablar con ellos sobre cómo se han sentido, si se han frustrado mucho, si se sienten orgullosos por pasar un nivel… Les ayuda a desarrollar una mayor comprensión de sus emociones y también cómo regularlas de manera adecuada.
4. Promover juegos cooperativos: optar por juegos que fomenten la colaboración y el trabajo en equipo, como Mario Kart o los mencionados anteriormente, fortalece las habilidades sociales de los niños y, si jugáis con ellos, puede mejorar vuestra relación al compartir intereses comunes.
Conclusión
En resumen, ante la duda de dejar jugar o no a vuestros hijos a videojuegos os diría que sí, con las recomendaciones que os he escrito. No podemos manejar estos temas en los extremos, es decir, no podemos prohibirlo o ser tan permisivos que solo se centren en jugar y dejen de lado otras áreas importantes de su vida. Como en todo, hay que poner límites por varios motivos: por un lado, para que vuestro hijo se sienta bien jugando y obtenga todos los beneficios cognitivos y emocionales que he explicado. Y, por otro lado, para que vosotros, los padres, tengáis la sensación de hacer las cosas bien. .
Graduada del doble grado de Psicología y Criminología por la Universidad Pontifica de Comillas.
Máster en Psicología General Sanitaria y el Máster Propio de Especialización Terapéutica en Terapia Cognitivo-Conductual con niños y adolescentes, en la misma universidad.