- Al inicio de una relación todo es novedoso, el tiempo que se pasa juntos es poco pero muy gratificante y los pensamientos que tenemos sobre nuestra pareja son positivos dado que tendemos a fijarnos en lo que más nos gusta.
Sin embargo, y como es de esperar, a medida que pasa el tiempo van apareciendo los primeros problemas. Estos suelen tener que ver con las diferencias que hay entre ambos, la expectativas que cada uno tiene de la relación y la forma en que se resuelven las discrepancias.
Cuando estas se van enquistando y no se encuentra la manera de llegar a un acuerdo, las cosas se complican y la pareja comienza a descuidarse.
A continuación vamos a ver algunas de las características que tienen en común las parejas que acuden a consulta:
- Los reforzadores se han descuidado: Los reforzadores son las cosas que nos hacen sentir bien, desde una sonrisa o una expresión de afecto hasta un plan o un viaje juntos. Son muy importantes porque funcionan como amortiguador en la pareja pero desgraciadamente es lo primero que se suele descuidar cuando las cosas se complican.
- La comunicación es inadecuada, no hay una escucha activa, un feedback mutuo sobre lo que se ha entendido, una expresión de emociones positivas o una expresión adecuada de emociones negativas. En terapia atenderemos a qué se comunica, cómo se comunica, cuándo se comunica y cómo se escucha; también fomentaremos la toma de conciencia del lenguaje no verbal que emitimos, del que no solemos ser conscientes.
- Se cometen errores en la comunicación como utilizar términos generales tipo “siempre-nunca”, caer en el monólogo, abusar de contenido negativo hablando solo de lo que está mal o recordar una y otra vez situaciones del pasado.
- Hay errores en el pensamiento como por ejemplo magnificar lo negativo y minimizar lo positivo.
- Los conflictos se resuelven de forma ineficaz resultando muy difícil negociar cualquier diferencia.
- Se mantienen creencias incompatibles o poco realistas respecto a cómo debería ser una relación de pareja. Por ejemplo, “tenemos que pasarlo bien juntos siempre”, “tenemos que estar de acuerdo siempre” o “no hace falta que te diga lo que es importante para mi porque ya lo sabes”.
- Las expectativas que cada uno tiene sobre el otro o sobre la relación (a menudo inconscientes) entorpecen el encuentro.
- La conducta del otro se interpreta de mala manera atribuyéndole una intencionalidad determinada sin contrastarlo.
- La causa de los problemas se atribuye al otro y a su forma de ser.
- Se percibe selectivamente lo que la otra persona nos transmite filtrando todo lo que viene de ella de forma personal y sesgada.
- Las relaciones sexuales suelen verse afectadas.
Como vemos, muchos de los problemas tienen que ver con cómo filtramos la información, cómo interpretamos lo que ocurre o de qué influyen nuestras expectativas a la hora de valorar la relación. Si no “limpiamos” este filtro es muy difícil avanzar dado que incluso las buenas intenciones pueden ser mal interpretadas. En terapia se trabajarán cada uno de estos aspectos y se atenderá a todo lo que sea importante para la pareja (la comunicación, la negociación, el manejo del enfado, la resolución de problemas, etc.)
La mayoría de las parejas presenta alguna de estas dificultades por lo que no debemos alarmarnos si nos identificamos con alguna de ellas, de hecho es bueno tomar conciencia para poder abordarlas. Cuando éstas sean predominantes y la pareja sienta que está perdiendo el rumbo de la relación, una tercera persona imparcial y especializada puede ayudar a desenredar y reconducir el proyecto por el que ambos han apostado.
Psicóloga General Sanitaria. Licenciada en Psicología por la Universidad Pontificia Comillas. Master en Psicología Clínica y de la Salud (CINTECO) y Experto en terapia de pareja. Ha colaborado en asociaciones y empresas como en el servicio de atención a niños y adolescentes en riesgo (ANAR) y en Thinking Psiconutrición.