Por Alicia Reinoso
Principios de junio, Laura sale del instituto. En la puerta sus amigos esperan como cada día. Observan que tiene mala cara, ¿te ha vuelto a pasar?, preguntan. Laura, resignada, contesta: “sí, he vuelto a quedarme en blanco, no lo entiendo, había estudiado muchísimo… pero me pongo tan nerviosa que no consigo acordarme denada…”
Por desgracia, esta experiencia la viven no pocos estudiantes, que aún habiendo dedicado las horas necesarias a la preparación del examen, no obtienen resultadosacordes al esfuerzo invertido. La explicación: un nivel excesivo de ansiedad.
Es evidente que una situación de prueba, en la que nos están evaluando y “nos jugamos algo”, provoca un estado de alerta. No sería conveniente estar completamente relajado en una situación en la tenemos que responder en un tiempo determinado y de manera acertada. Los exámenes, como ejemplo de ello, exigen que nuestro organismo responda fisiológicamente empleando una energía, al igual que ocurre en cualquier otra actividad. La ansiedad como emoción existe porque en determinadas ocasiones es útil: por ejemplo, en un frenazo ante el cruce de otro vehículo de forma inesperada, cuando nos defendemos ante una agresión o al huir de una amenaza física. Se trata de una respuesta que nos ayuda a reaccionar para preservar nuestra supervivencia.
Las dificultades comienzan cuando ese nivel de activación se produce en contextos o ante estímulos que no suponen un riesgo para nuestra integridad física, o cuando alcanzamos cotas de ansiedad que nos impiden ser eficaces. Más bien todo lo contrario, el temor es excesivo e interfiere en nuestro rendimiento. La ansiedad se vuelve un estorbo, un incordio, y comienza a invadir una parte de nuestra vida. No saberlo manejar, dada la incontrolabilidad y la falta de información acerca de lo que te pasa, produce más miedo, llegando a tener miedo al miedo, En muchas ocasiones, basta sólo una experiencia para adquirir temor y angustia ante los exámenes. Según los tres sistemas de respuesta (cognitivo, emocional ycomportamental) podemos hablar de tres fuentes de ansiedad que provocan en elalumno la inseguridad y pavor ante los próximos exámenes. Pensamientos anticipatorios y automáticos del tipo “ no voy a ser capaz”, “ me voy a quedar enblanco”, “volveré a suspender”, “perderé el control”… Estos pensamientos producen una serie de sensaciones físicas que identificamos como ansiedad: molestias en el estómago, nudo en la garganta, sudores, temblores… y estas reacciones físicas nos llevan a ciertos comportamientos como evitar oescapar del examen o exámenes, ante la sospechosa certeza de que nos volverá a suceder.
¿Cómo podemos reaccionar ante este aluvión de pensamientos, emociones y comportamientos que nos hacen sentir tan mal?. La respuesta es optimista, ya que SÍ se puede desaprender esas asociaciones que hemos hecho entre ese nivel de ansiedad y los exámenes.En líneas muy generales os propongo el decálogo “cómo hacer frente a laansiedad”:
- Identifica esos pensamientos que te incordian y te producen esas desagradables sensaciones. Es conveniente que los anotes en un papel para tenerlos bien aprendidos.
- Cuestiónalos, ¿son completamente ciertos?. Deshazte de ellos, no te ayudan, te molestan, así que páralos y continúa con lo que tenías planificado.
- Sustituye esos pensamientos negativos por un mensaje positivo para ti, porejemplo: “tranquil@”4. Una buena técnica de relajación, bien entrenada y con unos adecuados ejercicios de respiración, te ayudarán a controlar tus niveles de ansiedad y molestias físicas.
- El deporte, una alimentación saludable y un número adecuado de horas desueño, contribuyen directamente a un mejor estado físico.
- Prepara bien tu examen, resuelve tus dudas. Realiza ejercicios de autoevaluación. Ganarás en seguridad y, por tanto, en tranquilidad.
- El día antes del examen procura no estudiar, sal a tomar el aire o a dar un paseo.
- No es conveniente que hables del examen o repases minutos antes de comenzar la prueba.
- En el momento de la verdad, pon en marcha lo que has aprendido: para los pensamientos negativos, respira de manera pausada y proporciónate mensajes positivos. Todo irá, sin duda, mucho mejor.
- Al concluir, felicítate por tus éxitos y aprende de tus errores.
Para terminar, advertir que no se pretende que éste sea un artículo de “autoayuda”, sino informar y orientar a las personas que pasan por esta situación. La buena noticia es que puedes vencer tu ansiedad ante los exámenes. ¡Inténtalo!. ¡Puedes conseguirlo!
Si estás interesado, consulta nuestro programa de tratamiento para vencer la ansiedad ante los exámenes.
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