La Fundación ANAR informa que la violencia hacia los menores durante el confinamiento se incrementó llegando a ocupar casi el 50% de sus peticiones de ayuda pasando del 36,1% el 23 de marzo a un 47,7% un mes y medio más tarde.
El documento que publicó la Fundación con los nuevos datos de violencia a la infancia, manifiesta que los casos de maltrato intrafamiliar más frecuentes son los de violencia doméstica, entendiendo como tal el maltrato físico y el psicológico, seguidos de violencia ejercida contra la mujer, que tiene lugar en presencia de menores de edad, y casos muy graves de abuso sexual y abandono.
Así mismo, indican que las ideas e intentos de suicidio se han incrementado pasando del 1,9% de media el último año al 8,3% durante el confinamiento.
Algunos de los motivos que se identifican a la hora de entender este incremento de violencia a la infancia son los siguientes:
- El confinamiento impide la salida de las personas produciéndoles frustración, ansiedad y estrés. Las personalidades violentas pueden descargar este malestar en forma de agresividad sobre los miembros de la familia con los que convive.
- La pérdida de empleo e inestabilidad económica genera incertidumbre, malestar y estrés que tampoco es canalizado correctamente.
- La pérdida de un ser querido o el padecimiento crítico de la enfermedad contribuye a aumentar el malestar generando tristeza, ansiedad y miedo.
- El alcohol se convierte para muchos en refugio como intento de evadirse y atenuar erróneamente la ansiedad, incrementando al mismo tiempo la impulsividad y agresividad en personalidades violentas o en casos de consumo excesivo.
- La restricción del movimiento al no poder salir a la calle o hacer ejercicio físico impide desfogarse y mitigar el estrés y la ansiedad.
- Las demandas que exige el teletrabajo unidas a las tareas domésticas y al cuidado de los hijos desbordan a muchos padres.
- La convivencia en espacios reducidos impide que muchas personas puedan contar con el espacio personal que necesitan aumentándose por tanto el roce y la tensión entre quienes conviven juntos.
Recientemente se han flexibilizado las medidas del confinamiento, por lo que muchos podrán encontrar alguna salida a esta situación, pero el movimiento aun es muy limitado y es posible que las medidas sean intermitentes. En cualquier caso se necesita un abordaje social y concreto de esta realidad de forma que se pueda prevenir y mitigar la violencia que viven muchos niños en sus casas.
La Fundación ANAR mantiene su programa de CHAT ANAR y su dirección de email como vías discretas para que los menores puedan contactarles si lo necesitan sin exponerse tanto a ser descubiertos.
A nivel psicológico y en coordinación con las profesionales pertinentes como pueden ser abogados, trabajadores sociales, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, y demás entidades de protección al menor, será necesario intervenir para garantizar el bienestar de los afectados.
- En el caso de las víctimas de violencia infantil: la intervención psicológica irá encaminada, entre otras cosas, a reducir posibles traumas, fortalecer la autoestima, ayudar a recuperar la confianza en los demás y en la búsqueda de otra figuras de apego seguro. Trabajaremos la relación con los demás desde el afecto y el respeto, mediante estrategias de afrontamiento de conflictos adecuadas, y buscaremos que aprendan a valorarse a sí mismos y reconozcan sus necesidades.
- En cuanto a quienes ejercen la violencia: También necesitarán ser acompañados de manera que aprendan a relacionarse y gestionar el conflicto de manera adecuada. Deberán aprender a identificar y expresar sus emociones y saber identificarlas también en los demás. Así mismo será necesario enseñarles estrategias de control de impulsos y contemplar las causas históricas que originaron esas conductas.
Esperamos que este artículo contribuya a aumentar la conciencia sobre esta realidad.
Psicóloga General Sanitaria. Licenciada en Psicología por la Universidad Pontificia Comillas. Master en Psicología Clínica y de la Salud (CINTECO) y Experto en terapia de pareja. Ha colaborado en asociaciones y empresas como en el servicio de atención a niños y adolescentes en riesgo (ANAR) y en Thinking Psiconutrición.