Por Carlos Sánchez Polo
Según la Macroencuesta de violencia contra la mujer llevada a cabo en el año 2015 por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, entre el 8,1 y el 25,4 % de las mujeres mayores de 16 años han sufrido al menos una vez en su vida algún tipo de violencia por parte de sus parejas o exparejas.
Parece ser, por lo tanto, que estamos ante una problemática social de enorme impacto. En el presente artículo trataremos de ofreceros información y estrategias que os permitan ayudar a la persona afectada en este tipo de situaciones.
¿Qué podéis hacer para prevenir a vuestras hijas de situaciones de riesgo o, incluso, para actuar cuando ya están inmersas en ellas?
Algo fundamental es estar preparados para su detección. Por ello, debéis estar atentos a todos los tipos de violencia: sexual, económica, física y/o psicológica. Ésta última es la más prevalente y la más difícil de detectar. Un error muy común es considerar que la violencia de género se limita únicamente a lo físico. La psicológica existe y puede tener un impacto de lo más nocivo sobre la persona que la sufre.
A su vez, un factor de protección muy potente consiste en educar en valores alejados de la feminidad tradicional que, hasta hace muy poco, se ha inculcado mucho a las mujeres. Para ello será útil:
- Promover la autonomía y no la dependencia.
- Fomentar el empoderamiento y no la sumisión.
- Trabajar en la autoestima: que se quieran y que tengan seguridad en sí mismas.
- Educarlas en asertividad: que sean capaces de defender sus derechos y notar cuándo están siendo vulnerados.
- Reforzar la autorrealización.
- No anclarse en los cánones de género. Para ello será un requisito olvidarse de lo más típico para hombres y mujeres. Es un error categorizar.
- Jamás responsabilizarlas de experiencias de acoso callejero. La culpa siempre es del agresor y no de la víctima.
En esta misma línea, será fundamental información para poder desmontar los mitos del amor romántico:
- Los celos NO son signo de amor, sino de inseguridad y dependencia.
- No existe nuestra media naranja necesaria para sentirnos completos. Podemos mejorar y crecer sin la necesidad de estar con alguien. Las relaciones de pareja pueden ser muy enriquecedoras, pero no son un requisito indispensable para la plenitud y la felicidad.
- El amor NO todo lo puede. Si creemos que sí, probablemente toleremos actitudes y conductas violentas. Amarse no es suficiente si no hay respeto por la dignidad humana.
- Aunque tengas pareja, puedes sentirte atraído o atraída por otras personas. Es cuestión de naturaleza humana. Luchar contra esto sería erróneo y frustrante.
Y, por supuesto, será idóneo establecer vías de comunicación seguras y de confianza con vuestras hijas. Para ello:
- Empatizar y no juzgar: deben sentirse comprendidas. Jamás las responsabilicéis de haber sufrido violencia. Que sientan que sois un pilar sólido con el que poder contar.
- Desmontar asertivamente argumentos que suavicen o justifiquen a su agresor: la violencia, sea cual sea, es intolerable.
- Diseñar con ella un plan de actuación que asegure su protección y seguridad.
Para terminar, os facilitamos dos teléfonos para cualquier tipo de problemática relacionada:
- 016: Servicio de información y asesoramiento en materia de Violencia de género.
- 900 222 100: Se trata de la Unidad de Apoyo y Protección a la Mujer Menor. Y Mayor (UAPM). Teléfono gratuito de la policía municipal al que acudir ante cualquier agresión machista.
Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (2015). Macroencuesta de violencia contra la mujer 2015. Madrid: Centro de Publicaciones del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
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