Si bien hay una sintomatología común a cualquier cuadro de ansiedad, a continuación se presentan una serie de puntos a los que poder atender en el caso de sospechar acoso:
- No habla mucho del colegio.
- Está irascible. Puede tener ataques de rabia desproporcionados.
- Tiene alteraciones en el sueño como pesadillas.
- Baja el rendimiento escolar.
- Refiere dolor de cabeza o tripa.
- Prefiere quedarse en casa antes que salir.
- Aparece algún objeto de valor dañado, ropa en peor estado o le falta material escolar.
- Refiere estar cansado.
- Puede volverse menos hablador, “más introvertido”.
- Está más triste.
- Pone excusas para no ir a clase.
- Corta a los padres cuando le preguntan demasiado: “dejadme en paz”.
- Cuando se le hace una pregunta relacionada con el colegio tarda en responder.
- No quiere ir a fiestas, cumpleaños, excursiones, entrenamientos… eventos relacionados con el colegio.
La mayor parte del acoso escolar se da de forma emocional usando la intimidación, manipulación así como el aislamiento social y hostigamiento. En la actualidad, parte de este acoso se difunde por redes sociales, pudiendo aumentar así el daño en la víctima.
¿Cómo actuar?
En primer lugar, hay que parar el deseo irrefrenable de actuar de manera impulsiva, enfrentándoos al grupo de acosadores.
Cuando únicamente es una sospecha, exponer al menor a situaciones a solas con vosotros, aumentad los planes en familia, la comunicación; podéis utilizar alguna película adaptada a la edad donde se puedan ver reflejados.
Una vez sea contado por vuestro hijo, hay que transmitir tranquilidad y control. Mostrad apoyo incondicional insistiendo en que él no es el culpable ni el responsable de lo sucedido sino otros. Frenad vuestras preguntas y ESCUCHAD.
Resaltar que nunca hay que minimizar o trivializar el relato del menor. Esto le invalidará, causándole indefensión y daño y le hará perder confianza en vosotros.
En ese momento, quizá vuestro hijo os pida que no hagáis nada, pues siente mucho miedo al hacer real lo que se ha estado callando. Validadle emocionalmente. No le forcéis: “Entiendo que tienes miedo y por eso no quieres que digamos nada. ¿Qué querrías hacer? ¿Cómo podríamos ayudarte? ¿Qué crees que va a pasar si no hacemos nada? ¿Qué crees que puede pasar si hablamos con el colegio e intentamos buscar soluciones?”
Explicadle que es normal que sienta miedo porque le han amenazado con ese momento muchas veces y que, en ocasiones, hay que hacer las cosas con miedo. Que el miedo no se va a ir antes de hacerlo, y que probablemente no esté preparado “nunca”. Y que para que el miedo se vaya, hay que enfrentarse a ello pero que lo hará acompañado. Explicadle la diferencia entre chivarse y pedir ayuda.
En este momento, los padres y madres tenéis que notificar al colegio la situación. (A veces habláis directamente con el tutor; otras, con el orientador o con el jefe de estudios). Ellos pondrán en marcha el protocolo de intervención de la Comunidad de Madrid (o, en el caso de vivir en otra comunidad, el suyo propio).
En paralelo, se pueden buscar nuevos grupos de pares, en los que vuestro hijo pueda volver a ganar confianza y autoestima. Y, si lo veis oportuno, podéis acudir a un psicólogo infantil.
Respecto a la posibilidad de cambiarle o no de colegio
Resulta complicado posicionarse ante este dilema. Si la situación se ha regulado con éxito y los acosadores han reaccionado o actuado reparando el daño (en muchas ocasiones se derivan también a terapia), podría seguir en el contexto escolar, permaneciendo en su entorno.
En ocasiones, desgraciadamente, debido a las intervenciones del colegio, al perfil del agresor, a la reacción de los padres del agresor… todo ello conlleva que la víctima no pueda experimentar ese control en las situaciones con sus iguales. En este caso sí se recomendaría un cambio para no estar expuesto a esta situación dañina.
El acoso escolar es un problema de gravedad para muchos menores y sus familias. De acuerdo con un estudio presentado por la fundación ANAR en 2022, las víctimas de acoso escolar tienen casi tres veces más riesgo de suicidio.
Ante cualquier situación o sospecha, no dudéis en intervenir o en poneros en contacto con un profesional. No esperéis ni dejéis que la situación “se calme”.

Graduada en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid. Máster en Psicología General Sanitaria (Universidad Pontificia de Comillas). Máster en Terapia Cognitivo-Conductual con niños y adolescentes (Universidad Pontificia de Comillas).