“NO ME GUSTA VIVIR ASÍ”
Cada vez más a menudo oímos a personas que se lamentan acerca de su vida: “esto no es, no me gusta como vivo, corriendo a todas partes, sin tiempo para nada, me estoy perdiendo cosas importantes….”. Las prisas, el estrés, la sensación de no estar haciendo lo que uno sabe que quiere hacer con su vida, la culpa por no llegar a todo, los pocos momentos de disfrute….
Hace ya muchos años que el mundo occidental adoptó la técnica milenaria de la meditación budista. A algunos (a mí me ocurrió), nos puede suscitar en principio cierta prevención, porque nos suene a esotérico o nos parezca que nos acerca al budismo como religión. Nada de eso. La meditación es una técnica, nada más. Y funciona. Lo digo desde la experiencia.
La meditación, o mindfulness, provoca un cambio en el funcionamiento de la mente. Se establece una relación distinta con nuestros pensamientos y nuestros sentimientos. Aprendes a estar en el mundo de otra manera, entre otras cosas porque quien medita vive en el presente. Y lo disfruta.
No lo entendamos mal: VIVIR EN EL PRESENTE no significa ser un inconsciente, ni improvisar, ni no aprender de la experiencia. Tampoco significa no recordar, no soñar o no hacer planes para el futuro. La diferencia es que si meditas sabes que estas recordando, sabes que estás soñando, sabes que estas haciendo planes de futuro. Eres consciente, no lo haces de manera utomática. Eliges hacerlo. «Piensas, no eres pensado».
Es en el presente cuando puedes hacer algo. Sólo tienes el momento presente para actuar (o para no actuar, lo que elijas). En la preocupación y en la rumiación no hay posibilidades de cambio.. En el presente, sí, si tú así lo decides.
Además, vivir en el presente significa darse cuenta de que, casi siempre, el ahora, el momento presente, está bien y podemos disfrutarlo. Vivir así supone “ahorrarse” mucho malestar innecesario, que no aporta nada. Calcula, si puedes, cuánto tiempo empleas en angustiarte por lo que ya ha ocurrido o en preocuparnos por lo que tememos que puede llegar a pasar (con datos o sin ellos). Meditar nos enseña a dejar ir lo que nos pesa, nos aporta ligereza.
¿QUÉ ES MINDFULNESS?
Algo tan simple y tan complicado a la vez como vivir en el momento presente, con aceptación y sin juicio de ningún tipo.
La consciencia plena (mindfulness) es la energía de estar consciente y despierto en el presente. Es la práctica continua de tocar la vida profundamente en cada momento.
Ser conscientes de nuestra experiencia, en cada instante. Se trata de estar donde estás, en lo que estás, en el momento que estás, y además estar de forma ecuánime, sin condenas ni juicios. ¿Cómo se logra? A través del trabajo de la atención, que aprendemos a fijar en el momento presente.
La meditación o mindfulness se extiende rápidamente por el mundo occidental. Especialmente en los campos de la medicina y la psicología, donde innumerables estudios confirman sus demostrados efectos terapéuticos en trastornos muy variados.
¿QUÉ EFECTOS TIENE LA MEDITACIÓN?
- Aumenta la serenidad y disminuye la reactividad: los acontecimientos no provocan ya reacciones de alarma desmedida, que nos agotan. Somos más capaces de medir objetivamente el alcance real de lo que nos ocurre, sin sobresaltarnos. Y vivimos más tranquilos.
- Disminuye el número y la intensidad de nuestras preocupaciones: ayuda a vivir en el presente: ni dándole vueltas a lo que pasó y no podemos cambiar, ni imaginando posibles futuros (generalmente, todos negativos, reconozcámoslo).
- Tiene un impacto positivo en procesoso biológicos críticos para la salud física.
Por un lado, minimiza los perjuicios fisiológicos del estrés sostenido: el estrés que se mantiene perjudica nuestra salud. Aunque no sea éste el lugar para explicar detenidamente porqué, baste decir que estrés sostenido mantiene activada la parte de nuestro sistema nervioso responsable de mantenernos alerta y prepararnos para un “ataque” (el sistema nervioso simpático), sin apenas dar tiempo suficiente a que la otra parte (sistema nervioso parasimpático) se ocupe de la restauración y la reparación de daños en nuestro organismo. La meditación estimula el sistema nervioso parasimpático, que nos permite recuperarnos y que favorece el equilibrio saludable de nuestro cuerpo.
Por otra parte, las investigaciones demuestran que se producen cambios en el cerebro de los grandes meditadores, en los que se registra una menor activación y un mayor desarrollo de las zonas implicadas en los procesos de atención.
- Reduce los pensamientos negativos y críticos: la meditación se asienta en la aceptación, lo que hace que abandonemos la crítica constante de nuestra conducta y la de los demás. El trabajo de la atención hace, además, que percibamos detalles positivos que antes nos estaban pasando desapercibidos.
- Mejora la función ejecutiva, es decir, la capacidad de fijar objetivos funcionales y autorregular la propia conducta hasta alcanzarlos, sin dejar que las emociones o la atención dispersa no alejen de nuestras metas. Ya no funcionamos en modo automático, sino de forma consciente. La meditación nos ayuda a actuar de formas diferentes ante situaciones que se repiten, ahora miradas de otra forma, de manera que con frecuencia se rompen hábitos que resultaban perjudiciales.
- Aumenta la satisfacción general con la vida: más serenidad, más ternura, más equilibrio y objetividad, un cuerpo en mejores condiciones, un pensamiento controlado…. . no pueden más que aumentar el bienestar.
QUÉ ESPERAR SI EMPIEZAS A MEDITAR
La meditación no va a cambiar tu vida: vas a hacer lo mismo, tus hijos seguirán teniendo problemas, tú seguirás equivocándote y tu lista de tareas pendientes insistirá en crecer a la velocidad del rayo. Pero tú lo vas a vivir de otra manera, que no te hace daño a ti ni a los que te rodean. Al contrario
No hay milagros. La meditación está al alcance de todos, cualquiera puede aprender. Pero no esperes “luces de colores” en tu vida después de la primera sesión. Requiere práctica, práctica y más práctica. Un día te darás cuenta de que ya no reaccionas igual. Descubrirás que te has hecho más sereno, ecuánime y feliz.
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Directora del Centro. Licenciada en Psicología.
Máster en Psicología Clínica Infanto-Juvenil y Familiar (Grupo Luria) y Especialista en Estimulación Precoz y Atención Temprana (ACIT). Experto en Medicina Psicosomática y Psicología de la Salud por la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicoterapia (Universidad San Jorge, Zaragoza). Terapeuta EMDR NI adultos y niños y adolescentes (Instituto Español EMDR, acreditada por EMDR Europe). Experto en Mindfulness para la intervención clínica y social (COP Madrid, 2018). Especialista en ACT en infancia y adolescencia (MICPSY, 2021)